OPINIÓN. El 5 de julio y los egresados de la Real y Pontifica Universidad de Caracas

Conmemoración del 5 de julio de 1811 y los egresados de la Universidad Real y Pontificia de Caracas (UCV actual), que formaron parte de los intelectuales cuyas ideas concedieron carácter civilista a la Primera República.

Por Amalio Belmonte (*)

Dedicado a ese inmenso y talentoso movimiento cargado de iniciativas, opiniones y pensamiento crítico creador que se ha movilizado para participar en las elecciones de cogobierno y para el Claustro, en respaldo de su Alma Mater, como la Comunidad extendida de la UCV.

Algunas personas se preguntan las razones que explican la gesta civilista, libertaria y democrática, dirigida por los egresados de la Real y Pontificia Universidad de Caracas, cuando la mayoría de ellos habían sido formados con principios de sumisión, lealtad y amor filial al Rey y a los ministros de la Iglesia, igual que sus pares en América Latina, para construir el sustrato ideológico y político de la Corona española.

Sin embargo, como la experiencia enseña, es imposible evitar que, en un espacio donde se reúnan personas para examinar asuntos filosóficos, teológicos, Instituta (leyes) y medicina, posteriormente, se produzcan debates y se cree el pensamiento diverso, a pesar de los controles y el ambiente confesional predominante, porque el afán por el conocimiento universal es indetenible.  Circunstancia que no pudo evitar ni el Censor regio, designado para vigilar a la Universidad e impedir el “contagio con ideas extrañas y contrarias a la fe y a la Corona”.

De   esta forma se fue creando el pensamiento político y doctrinario de la Emancipación que, además, serviría de fundamento a la posterior Universidad Republicana y laica.

“Yo mismo desconocía el idioma de la razón”, escribía el jurista Juán Germán Roscio y “defendí el derecho divino que otorgaba legitimidad al Rey”, Luego se propuso releer las sagradas Escrituras para concluir que “en ellas no existen fundamentos para que los reyes nos gobiernen”. Con el mismo sentido crítico, contrario a lo que esperaban los poderes coloniales de los egresados, sostuvo Miguel José Sanz. “La Soberanía reside en el pueblo y la forma de legitimidad proviene de la comunidad”.

Expresiones y razonamientos parecidos conseguimos en otros ilustres egresados, la mayoría con sólida formación jurídica y filosófica. Ejemplo, entre otros, es el doctor Francisco Javier Yánez, eminente abogado e historiador, quien procuró consolidar el soporte institucional de la República. El general Páez lamentaba que un hombre de tantas virtudes cívicas no encajara en una sociedad “donde predominaba la barbarie”.

Una revisión detenida de las 21 firmas de egresados universitarios,  del total de 41 que firman el Acta de la Independencia, permite concluir que la Universidad de entonces como la de ahora, nunca ha sido lugar para el pensamiento único, ni soporte silencioso e indulgente del gobierno de turno. No fue necesario esperar hasta 1827, por los Estatutos Republicanos para conseguir en el núcleo germinal de la UCV, espacios contrarios al pensamiento unidimensional, aristotélico y confesional.

Las autorizadas palabras del doctor e historiador Idelfonso Leal, resumen con elocuencia la situación de la Real y Pontificia Universidad de Caracas:

 “Hubo en el pasado, en la Universidad, mucho de oscurantismo y mucho de renovación. Coexistieron dos corrientes: una tradicionalista apegada a Aristóteles y a Santo Tomás; y otra revisionista apegada a Newton, Condillac …en el forcejeo de esas dos modalidades filosóficas, la Universidad de Caracas formó un contingente de jóvenes, partidarios unos y enemigos otros de la Revolución de la Independencia”.

Impermeables al desaliento

La Comisión Electoral pospuso la elección de los egresados para Cogobierno y Claustro. Continúen con ese enriquecedor universo de proposiciones, cuestiones e ideas para apoyar a su Alma mater y fortalecer los principios que le sustentan y a la democracia interna.

(*) Secretario de la UCV

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