Muerte del Dr. José Gregorio Hernández

Profesora María Isabel Giacopini de Zambrano, recopila recuerdos en torno a la emblemática muerte del Dr. José Gregorio Hernández.

Por. María Isabel Giacopini de Zambrano (*)


El domingo 29 de junio de 1919, el Dr. José Gregorio Hernández celebraba su trigésimo primer aniversario de haber recibido de manos del Rector de la Universidad Central de Venezuela, Dr. Aníbal Dominici el título de Dr. en Ciencias Médicas, quien le dijo estas palabras: “Venezuela y la Medicina esperan mucho del Dr. José Gregorio Hernández”.

Ese domingo, alrededor de la 1:30 pm., mientras esperaba como de costumbre en su casa ubicada de San Andrés a Desbarrancados Nº 3 a su hermano César, fueron solicitados sus servicios para atender a una anciana que vivía entre las esquinas de Amadores y Cardones, que se encontraba grave.  El Dr. Hernández, se dirigió inmediatamente a la casa de la paciente, pero antes se detuvo en la Botica de Los Amadores a comprar las medicinas requeridas para la atención de la misma.

La Botica Los Amadores, fue posiblemente fundada a finales del siglo XIX o comienzos del siglo XX, ya que la ubicación de la esquina de Amadores aparece por primera vez en el plano de Caracas de 1889. Este nombre obedece a que en esa época, fijó su residencia en esa esquina una familia de apellido Amador, y desde entonces comenzó a conocerse como la Esquina de Los Amadores, posteriormente se designa solo como Amadores.

Viví y crecí de Amadores a Cardones (1956-1978), y transité las mismas calles y sitios que frecuentaba el Dr. Hernández. Presencie a finales de la década de los setenta, la demolición de la antigua Botica Los Amadores, que fue sustituida por la edificación actual de la Farmacia de Amadores, y de la Casa de José Gregorio que fue transformada en un taller mecánico.

Un testimonio de los hechos acaecidos ese día, fue dado a conocer por la Sra. Rosalía Salazar de Rivas, a través de una carta dirigida al señor Guillermo Schael, publicada en el diario “El Universal”, el 27 de octubre de 1964, y referida en el libro “José Gregorio Hernández de Isnotú, 1864-1919. Creador de la moderna medicina venezolana” del Dr. Antonio Sanabria, el cual me fue narrado por la Sra. María de Salazar, madre de la Sra. Rosalía, amiga y vecina de mi familia. En esta carta la Sra. Rosalía Salazar de Rivas vecina y amiga de mi familia narró: “Ese domingo, antes de las 2:00 pm mi padre, el Sr Jacobo Salazar Sucre, que habitaba de Amadores a Cardones Nº72, fue solicitado por una vecina que vivía entre las esquinas de Cardones y Aurora, para que le indicara donde podía ubicar al Dr. Hernández porque su hijo (apellido Fagúndez) se había caído de una ventana y requería su atención. El Sr. Jacobo, al ver el niño herido se ofreció para ir en busca del Dr. Hernández. Camino a la esquina de Desbarrancado donde vivía José Gregorio, lo vio entrar en la Botica de Los Amadores, donde lo interceptó y refirió el caso del niño.

El Dr. Hernández, salió de la botica para dirigirse hacia la esquina de Cardones, observó que el tranvía Nº 27, Plaza Bolívar-La Pastora de la Milnes Voss & Co. de Birkenhead, Inglaterra, conducido por el motorista Mariano Paredes, estaba detenido en la esquina de Amadores, y procedió a cruzar la calle. Ese infausto día, a pesar que circulaban muy pocos vehículos por las calles de la Pastora, venía un automóvil sobrepasando al tranvía, y el conductor, Fernando Bustamante, sorprendido por la aparición inesperada del transeúnte no pudo detener a tiempo el vehículo, un Essex 1918, que conducía a 30 Km/ hora, ni maniobrar por lo angosto de la vía, golpeándolo fuertemente en las piernas por encima de las rodillas con el guardafangos derecho. El Dr. Hernández perdió el equilibrio y al caer se golpeó la parte superior y posterior del cuello con la acera, lo que ocasionó la muerte al ilustre médico pocos minutos más tarde en el Hospital Vargas.

De acuerdo con el informe levantado por el Dr. Luis Razetti, presentaba fractura de la base del cráneo, edema bajo los parpados, hemorragia por la nariz, oídos y boca, y moretones en las piernas por encima de las rodillas.

La familia Hernández, al conocer el fallecimiento de José Gregorio decidió en primer momento realizar el velatorio en el número 57 de Tienda Honda a Puente Trinidad, casa de sus hermanos José Benigno, Avelina y Hercilia, pero terminó llevándose a efecto en el Paraninfo de la Universidad Central de Venezuela por disposición del Presidente Provisional de la Republica, Victorino Márquez Bustillos, y la Dirección de Instrucción Superior y Especial del Ministerio de Instrucción Pública.

El Paraninfo de la Universidad Central de Venezuela, que se encontraba cerrada desde el 1 de octubre de 1912 por mandato del General Gómez, abrió sus puertas para recibir el féretro con los restos de quien en vida fuera ilustre alumno, profesor, investigador y médico egresado de esta casa de estudios.

El 30 de junio, día de las exequias la ciudad se paralizó, miles de caraqueños acudieron a rendir sus respetos al querido y admirado médico. Según las reseñas de prensa, el féretro del Dr. Hernández partió en hombros de aquel pueblo que le admiraba y agradecía su inestimable atención, a las 4 de la tarde desde el Paraninfo de la Universidad Central de Venezuela, ubicada para ese entonces en la esquina de San Francisco, llegó al Cementerio General del Sur a las nueve de la noche.

“El gobierno, el clero, la prensa, las academias, los estudiantes, el comercio, la sociedad y el pueblo todo, acompañaron a la familia Hernández desde el primer momento y se unieron a ella para llevar a cabo la manifestación más suntuosa e imponente que la República ha rendido a un varón a quien no ilustraron las hazañas ruidosas de las armas, ni el poderío de la elocuencia tribunicia, sino el silencioso prestigio del saber, de la virtud, y de la caridad.”

Dr. J.M. Núñez Ponte (1924)

El Presente año que conmemoramos los 300 años de fundada la Universidad Central de Venezuela, los 194 años de la Facultad de Medicina y los 102 años de la muerte del Dr. Hernández es oportuno traer a colación algunas de las sentidas palabras pronunciadas por el Dr. Luis Razetti, ante el féretro del Dr. José Gregorio Hernández el 29/06/1919, en el Cementerio General del Sur, publicadas en el Universal 1 de julio de 1919.

“Fundó su reputación sobre el inconmovible pedestal de su ciencia, de su pericia, de su honradez y de su infinita abnegación. Por eso su prestigio social no tuvo límites y su muerte es una catástrofe para la Patria”.

(*) Profesor Titular. Miembro de la Sección de Lipidología. Instituto de Medicina Experimental “Dr. José Gregorio Hernández”. Facultad de Medicina. Universidad Central de Venezuela.

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